Queda un mes para la noche del 12 de diciembre, víspera de Santa Lucía, el pueblo de Casarabonela se llena de luz a causa de la quema de los rondeles. El fuego adquiere un protagonismo muy especial, iluminando el recorrido de una procesión que hunde sus raíces en las brumas del tiempo. Si te animas a ir a disfrutar de esta especial costumbre y a hacer el recorrido te enamorarás del pueblo y sus alrededores. Esta fiesta y sus preciosas tradiciones son algunos de los muchos motivos por los que tantos turistas acaban comprando su propio chalet con finca en Casarabonela.
Esta tradición centenaria, a la que cada año se unen más extranjeros, viene del camino que realizaban los molineros de aceite en procesión, portando sus capachos de esparto prendidos de fuego, como acto de gracias a la Divina Pastora por la cosecha obtenida. El nombre de esta mártir cristiana, está relacionado con la palabra latina lucem, que significa luz, y Lucía significa llena de luz. Desde la Edad media es invocada como patrona de la vista, ya sea para curar enfermedades de los ojos o para curar la ceguera espiritual.
Considerada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía
Alrededor de las 10 de la noche se produce la bendición del fuego que prenderá los capachos empapados en aceite. Los rondeleros, comienzan su camino desde la plaza central del pueblo junto a la imagen de la Virgen de los Rondeles (acompañados por los lugareños y los extranjeros que ya forman parte del pueblo) y ascendiendo hasta la parte más elevada del pueblo donde se encuentra la Iglesia Parroquial. Durante el trayecto, los rondeleros con los capachos encendidos se acompañan del sonido de instrumentos tradicionales, como las castañuelas moriscas, creando un ambiente único de luces, sombras y sonidos. Cerca ya de la medianoche, todo el cortejo finaliza su recorrido junto a la Iglesia Parroquial. La Virgen es introducida en la iglesia donde permanecerá unos días. En el caño que se sitúa detrás de la parroquia, los peregrinos apagan sus fuegos y dan comienzo los actos festivos lúdicos que se prolongan hasta altas horas de la madrugada. El segundo sábado posterior al 12 de diciembre, la Virgen es devuelta a su ermita. En esta ocasión, el recorrido es diferente y los rondeles son transportados por los pequeños del pueblo. Se cantan villancicos y el trayecto se ilumina no sólo con los rondeles, sino con pequeños candiles repartidos por las fachadas de las casas.
Anita Schmidt | 24 noviembre 2015