Cazalla de la Sierra, en pleno Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, es uno de los parajes naturales más envidiable de esta zona. Vivir aquí significa disfrutar de la naturaleza, ir por el campo, respirar el aire limpio, sabiendo que la ciudad de Sevilla está a tan solo una hora y quince minutos. ¡Y hay muchas razones más para comprar un cortijo de lujo aquí!
Entre los valores geológicos y paisajísticos del Parque destacan «Las Cascadas de la Rivera del Hueznar» y el «Cerro del Hierro» donde también se practica la escalada, ambos declarados Monumentos Naturales. Además encontramos la Vía Verde, que parte del mismo Cerro del Hierro y pasa por dicha rivera, aprovechando el trazado de las vías de los trenes mineros que partían de esta zona. Se destacan también sus dehesas, donde se realizan actividades cinegéticas (caza menor y caza mayor), y su espectacular pantano “El Pintado”, lugar perfecto para pasear en barca y pescar al sol.
Rica en historia y conocida por sus fiestas
En cuanto monumentos históricos, encontramos a pocos km del pueblo el Monasterio Cartujo, donde se puede hospedar y dar celebraciones, también existen otros monumentos, como la Parroquia de Ntra. Señora de la Consolación (situada en pleno corazón de la localidad) , la ermita del Monte, Iglesia de San Francisco, de San Benito, y las distintas fábricas de aguardiente, conocidas en todo el mundo, pide un «CAZALLA», y allí donde estés te lo pondrán.
No decir menos de sus fiestas y costumbres, como joya de la corona, está su romería, con su patrona en cabeza, la «Virgen del Monte», todo el pueblo participa bajando a su ermita que se encuentra a 4 km del pueblo, carros, carretas, caballos y flamencas, al son del baile acompañan a su señora. Y por supuesto la localidad de Cazalla de la Sierra cuenta con sus fiestas común y corrientes como la Feria, Carnaval, Semana Santa, carreras de cinta, calderetas, gañotadas…
Conseguir la armonía
El pueblo en sí, es un lugar tranquilo, sus bares, sus casas, su gente sencilla, en el ambiente se respira paz, una conexión especial a todo lo natural, el aceite de oliva, los jamones ibéricos, ese gusto de ir por el campo y recoger sus frutos: nueces, castañas, membrillos, espárragos, setas…un sin fin de manjares naturales, ese sabor de un huevo fresco, es un volver atrás, pero solo en lo saludable, puesto que aun siendo pueblo pequeño, dispone de todas las comodidades y avances conocidos. Los cazalleros son así, tienen gracia, arte y salero, saben disfrutar de las cosas y cuidan de los demás, disfrutan del campo y se benefician de él, pero siempre con cariño y respeto, así, se consigue la armonía.
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Anita Schmidt | 24 marzo 2014
